miércoles, 29 de abril de 2020

PREPARARSE PARA LOS NUEVOS TIEMPOS. Parte 2



PREPARARSE PARA LOS NUEVOS TIEMPOS. Parte 2

Por Dr. Roger Garcés
Psicólogo
@psicogarces


Además de las divisiones geográficas y temporales explicadas en el artículo anterior, se deben establecer otras nuevas divisiones.
La idea es que cada elemento de  la casa tenga su propia “Clave discriminativa” que genera la oportunidad de que si se ejecuta la respuesta adecuada ante esa estimulación, entonces la respuesta puede ser “operativa” y eficiente. De esta manera no nos conducirá  a la confusión de emociones o conductas con las consecuencias negativas de depresión, insomnio y evitaremos mezclar las emociones que nos genera nuestro trabajo que realizamos sobre la mesa del comedor, con las emociones agradables que nos produce el almuerzo que comemos en la mesa del comedor.
Por lo tanto, y continuando con las divisiones de la parte 1, se sugiere:

c.     Divisiones en cuanto a vestido.
Hay que “Vestirse para la ocasión”. No use la ropa de dormir en la sala. Cuando salga  de la habitación  vístase cómodamente (igual está en su casa) pero en forma más formal que las pijamas. Imagine que su sala es la puerta de entrada al mundo. 




d.    Estructurar el trabajo.
Sería bueno mirar la cartelera a ver qué es lo que nos toca para hoy.
Hacer un horario de actividades que impide que se mezclen las diferentes cosas a la que se dedique puede ser  de gran utilidad.
Este horario le permitirá atender actividades que tienden a ser desestimadas y olvidadas


2.    No atiborrarse de trabajo.
“Desde la comodidad de su hogar”, es un eslogan que nos inculcan muy a menudo, y esto puede ser contraproducente. Se debe limitar el número de actividades con una medida realista. Cuando estamos en casa tenemos la tendencia a infravalorar el esfuerzo invertido en cada trabajo. La idea de “Lo puede hacer desde la comodidad de su casa” parece influir negativamente en la percepción del esfuerzo necesario para realizar las actividades. Cuando estamos en la oficina sabemos cuánto podemos hacer y ponemos límites, pero cuando estamos en la casa esos límites se desvanecen y terminamos trabajando mucho más que cuando estamos en la oficina.


3.    Conocer nuestros límites verdaderos y capacidades reales.
Definitivamente, no somos “Superman”. En atención al punto anterior se requiere que cada vez estemos más en contacto con nosotros mismos, y que podamos escuchar a nuestro cuerpo cuando nos dé señales de agotamiento o enfermedad. Cuando estamos en la oficina pareciera que estos sensores están más alertas, tal vez por la certeza de que tenemos que invertir tiempo y esfuerzo en movilizarnos hasta nuestra casa, y eso pareciera desactivarse cuando estamos en casa. La idea inconsciente de que tenemos la cama a nuestro lado, puede alimentar falsas expectativas. La cama simboliza descanso y recuperación de una enfermedad, y está a nuestro lado cuando trabajamos en casa. Esto puede confundir a nuestra mente y hacernos trabajar más de lo que haríamos en la oficina con las lamentables consecuencias fáciles de prever.


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