PREPARARSE PARA LOS NUEVOS TIEMPOS.
Parte 2
Por Dr. Roger
Garcés
Psicólogo
@psicogarces
Además de
las divisiones geográficas y temporales explicadas en el artículo anterior, se
deben establecer otras nuevas divisiones.
La idea es
que cada elemento de la casa tenga su
propia “Clave discriminativa” que genera la oportunidad de que si se ejecuta la
respuesta adecuada ante esa estimulación, entonces la respuesta puede ser
“operativa” y eficiente. De esta manera no nos conducirá a la confusión de emociones o conductas con
las consecuencias negativas de depresión, insomnio y evitaremos mezclar las
emociones que nos genera nuestro trabajo que realizamos sobre la mesa del
comedor, con las emociones agradables que nos produce el almuerzo que comemos
en la mesa del comedor.
Por lo
tanto, y continuando con las divisiones de la parte 1, se sugiere:
c.
Divisiones
en cuanto a vestido.
Hay que
“Vestirse para la ocasión”. No use la ropa de dormir en la sala. Cuando
salga de la habitación vístase cómodamente (igual está en su casa)
pero en forma más formal que las pijamas. Imagine que su sala es la puerta de
entrada al mundo.
d.
Estructurar
el trabajo.
Sería bueno
mirar la cartelera a ver qué es lo que nos toca para hoy.
Hacer un
horario de actividades que impide que se mezclen las diferentes cosas a la que
se dedique puede ser de gran utilidad.
Este horario
le permitirá atender actividades que tienden a ser desestimadas y olvidadas
2.
No
atiborrarse de trabajo.
“Desde la
comodidad de su hogar”, es un eslogan que nos inculcan muy a menudo, y esto
puede ser contraproducente. Se debe limitar el número de actividades con una
medida realista. Cuando estamos en casa tenemos la tendencia a infravalorar el
esfuerzo invertido en cada trabajo. La idea de “Lo puede hacer desde la comodidad
de su casa” parece influir negativamente en la percepción del esfuerzo
necesario para realizar las actividades. Cuando estamos en la oficina sabemos
cuánto podemos hacer y ponemos límites, pero cuando estamos en la casa esos
límites se desvanecen y terminamos trabajando mucho más que cuando estamos en
la oficina.
3.
Conocer
nuestros límites verdaderos y capacidades reales.
Definitivamente,
no somos “Superman”. En atención al punto anterior se requiere que cada vez
estemos más en contacto con nosotros mismos, y que podamos escuchar a nuestro
cuerpo cuando nos dé señales de agotamiento o enfermedad. Cuando estamos en la
oficina pareciera que estos sensores están más alertas, tal vez por la certeza
de que tenemos que invertir tiempo y esfuerzo en movilizarnos hasta nuestra
casa, y eso pareciera desactivarse cuando estamos en casa. La idea inconsciente
de que tenemos la cama a nuestro lado, puede alimentar falsas expectativas. La
cama simboliza descanso y recuperación de una enfermedad, y está a nuestro lado
cuando trabajamos en casa. Esto puede confundir a nuestra mente y hacernos
trabajar más de lo que haríamos en la oficina con las lamentables consecuencias
fáciles de prever.
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