MAESTRO
COVID-19
El Vínculo. 3ra
parte.
En el
vínculo no hay soledad posible.
Por Dr. Roger
Garcés
Psicólogo
@psicogarces
Cuando nos damos
cuenta de que todos los Seres de este planeta estamos Inter-conectados
comienzan a ocurrir una serie de cambios en nosotros. En primer lugar nos
invade una suerte de gozo, y es que desde niños se nos ha enseñado que estamos
solos en el mundo y desde nuestra soledad tenemos que luchar contra los 7.000
millones de habitantes de este planeta. La idea de estar “Solo contra el mundo”
nos viene acompañando desde muy niños. A los niños se les entrena a pelear pos
sus cosas y desde muy niños nos dicen que hay que golpear a los demás para
obtener algo, eso es el sustrato y la significación de la Piñata en las fiestas
infantiles. Después vamos creciendo y se nos hace creer que solamente “YO” y por
mi propio esfuerzo es que voy a encajar en el mundo, se nos imprime la frase. “Primero
yo, segundo yo y tercero, y si sobra, yo”. Así vamos creyendo que el mundo es
un inmenso campo de batalla en donde cada día tenemos que competir con los demás
Seres humanos para obtener algo de felicidad.
Pero cuando nos damos cuenta de que
estamos interconectados, y entendemos que si te hago daño a ti, me estoy
haciendo daño a mí mismo, comienzan los
cambios internos. En primer lugar desaparece la soledad. Cuando concienciamos
que estamos vinculados unos con otros no es posible la soledad. La soledad y
sus hijos, como la angustia y el miedo ocurren cuando olvidamos el vínculo. Nos
sentimos solos cuando ignoramos la interconexión. Pero el entrenamiento social
es tan fuerte y durante milenios se ha dirigido a hacernos sentir que no
estamos conectados, que nos genera una gran ansiedad el saber que estamos solos
luchando contra el mundo. Esa es justamente la sensación que tenemos cada
mañana al ir al trabajo. Cada mañana salimos de la casa con el miedo de que se
aprovechen de nosotros, de que nos roben o de no alcanzar las condiciones
mínimas para sobrevivir en este mundo de competencia desleal. Desde este punto
de vista entendemos que el ladrón no sabe que está interconectado y cree que está solo, y por eso
lucha por su supervivencia. Así sabremos que detrás de la amenazante cara del
ladrón esta un alma que cree que está sola. “Todos los días sale un tonto a la calle,
el que lo agarre es de él”. Con esa consigna nos amamantaron, y entonces
tenemos que estructurar una estrategia de defensa de unos contra otros. Si solamente
recordáramos que estamos interconectados todos estos maleficios desaparecerían.
Todavía no vamos a cambiar el mundo, vamos
a iniciar por nosotros. En primer lugar vamos a desterrar la soledad de nuestra
alma y vamos a reivindicar el vínculo. Legitimemos la interconexión. Para sentir
esto le pido que recuerde lo que le une en su círculo más cercano, luego con
sus vecinos, con su comunidad, con su país, hasta llegar a la humanidad entera.
Si no logra salir de su círculo familiar no se desanime. Le pido que haga este
ejercicio todos los días hasta llegar a experimentar el vínculo en su forma más
prístina. Le garantizo que después de unos días la sensación de soledad ha
desaparecido, y con ella sus productos como la ansiedad y el miedo. Siga haciendo
este ejercicio. Puede hacer cosas que le
recuerden el vínculo que tiene con otras personas, por ejemplo, llame o escríbale
a sus amigos y familiares, hágase presente en los grupos de whats app en los
que está incluido, grupos de amigos,
etc. no sea solamente un observador. En esta
cuarentena llame a esa persona que tiene tiempo que no sabe de ella o ingéniese cualquier medio para hacerse presente con la gente que conoce (y con la que no conoce también). Se sorprenderá
de lo que va apareciendo y de lo que los demás le dirán.
Ahora vamos
entendiendo más aquello de “Amaos los
unos a los otros” y
termino con las
palabras de Buda: “No crean en mis palabras simplemente porque yo lo digo, háganlo y compruébenlo”.
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