LA MAYOR
RIQUEZA ES LA MENTE SATISFECHA. Parte 3
Querer y
necesitar.
Por Dr. Roger
Garcés
Psicólogo
@psicogarces
Si la mayor
riqueza es la mente satisfecha es porque hemos dedicado toda nuestra atención a
explorar cada detalle de lo que estamos experimentando. Recientemente se ha dado en llamar “Atención plena” o Mindfullnes, pero resulta de las enseñanzas
budistas de hace 2.500 años. Al Buda alguien le preguntó: Maestro ¿En qué
consiste tu enseñanza? A lo que
contestó: “Mi enseñanza consiste en comer y dormir”. Imagino la cara de asombro
de la persona ante lo aparentemente fácil y sabroso que sería esta vida.
¡Imagínense nada más comer y dormir! Pero el Buda completó la explicación;
“Pero nosotros cuando comemos, comemos y cuando dormimos, dormimos. He aquí que
te dejo esta enseñanza a ti, cuando comas, come; cuando duermas, duerme”.
Nosotros nunca prestamos atención. Cuando
comemos, al mismo tiempo contestamos mensajes de whats app, pensamos en lo
desagradable de aquella persona, hacemos algún informe, etc. Es decir, hacemos
todo menos comer con atención plena. Tan es así, que si alguien nos pregunta:
¿Comiste? Le decimos “Si, si comí”, Y si repregunta: ¿Y qué comiste? Entonces
sobreviene un gran silencio producto de olvidar qué fue lo que comimos.
Si no
prestamos atención a lo que hacemos tampoco prestamos atención a los que nos
mueve a hacerlo. ¿Lo hacemos porque queremos o porque lo necesitamos? Querer y
necesitar con canciones enemigas como diría Zitarrosa. Querer es un ejercicio
de voluntad, decisión y libertad. Necesitar en la expresión del apego, la
costumbre y la esclavitud.
Recuerdo que
cuando fumaba, si había un viaje largo, y el bus se paraba en alguna parada,
inmediatamente salíamos todos los fumadores a fumar porque se venían varias
horas de viaje e íbamos a “Necesitar el
cigarrillo”. Fumábamos tan rápido que en realidad nunca disfrutábamos el
cigarrillo. Solamente había una
esclavitud al cigarrillo, y justamente eso es lo que mantiene el vicio. Al no
poder estar satisfechos de cigarrillo porque siempre hace falta, nos hacemos
esclavos del cigarro.
Osho tenía
una técnica para dejar de fumar y para eso recomendaba fumar, pero con todas
las de la ley. En un lugar aparte, sin que nadie le recrimine o lo interrumpa.
Sugería comenzar explorando el cigarrillo con cada sentido, mirar la blancura
del papel, el color oro del filtro. Luego, el tacto, sentir en los dedos la
suavidad del papel y degustarlo pausadamente. Luego, el olfato, disfrutar el
aroma del tabaco rubio todo el tiempo que uno quiera. Y por último, fumarlo.
Pero fumarlo con toda atención, lentamente disfrutando cada bocanada.
Lo que
ocurre la mayoría de las veces es que como fumamos y estamos pendiente de otra
cosa como escribir o hablar, no nos damos cuenta del cigarro y por eso quedamos
insatisfechos y siempre queremos más. No es infrecuente tratar de encender un
cigarro y darnos cuenta de que ya tenemos uno encendido. Así, nos hacemos
esclavos del placer y lo buscamos en todo momento pero al tenerlo, no lo
disfrutamos. Es entonces cuando el cigarrillo se convierte en vicio y lo
necesitamos siempre, pero nunca lo disfrutamos.
Cuando nos
hacemos dueños del placer, cuando lo disfrutamos plenamente, nos liberamos de la esclavitud y es entonces
cuando la necesidad se convierte en querer. Cuando uno quiere puede decidir
cuándo y cómo, y puede también decidir no hacerlo. Cuando uno necesita no puede
decidir, simplemente es esclavo.
Con el sexo
pasa lo mismo; cuando la pareja es clandestina y prohibida como una amante, se
aprovechan TODAS los momentos y circunstancias para hacer el amor. Ahí es
cuando la persona reporta “Yo la necesito”.
Pero cuando la pareja es legal, tiene su casa y su espacio, ya puede
decidir con calma cuándo tener sexo. Ya se es dueño del placer y pasa a la categoría del Querer.
En las
relaciones humanas pasa exactamente igual. Nos hace falta la persona, la
extrañamos, la necesitamos, pero cuando la tenemos al lado no la disfrutamos.
Entonces peleamos con ella o estamos tan ensimismados tratando de que la otra
persona nos atienda, o nos de placer, que olvidamos que ella está a nuestro
lado. Cando la persona se va lejos creemos que se nos acaba el universo y la
buscamos porque la “Necesitamos”, pero cuando la tenemos nos ocupamos de
nosotros mismos y no podemos apreciar ningún aspecto del contacto con ella. Como no vivimos nunca la
relación con ella, siempre estamos sedientos de ella, como lo que pasaba con el
cigarrillo. A veces cuando tenemos a la persona que creíamos que necesitábamos,
desviamos la atención hacia otra persona y de esta manera nunca podemos
vivenciar a la tenemos a nuestro lado. Esto genera la necesidad y por ende la
esclavitud.
Como vemos,
efectivamente la mayor riqueza es la mente satisfecha, y para llegar a la satisfacción, se debe poner todo la
atención, la conciencia, los sentidos en ESA actividad. Aquello de que “Cuando
comas, come y cuando duermas, duerme” adquiere dimensiones
inconmensurables. Hay que “Sacarle el
jugo” a la experiencia; se debe vivenciar plena y profundamente todas y cada
una de las cosas que le toca vivir, por insignificante que parezcan a primera
vista. Recordemos a Píndaro: “Alma no trates
de ser inmortal, conténtate con tratar de agotar cada segundo”
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