martes, 21 de abril de 2020

LA MAYOR RIQUEZA ES LA MENTE SATISFECHA. Parte 3 Querer y necesitar.




LA MAYOR RIQUEZA ES LA MENTE SATISFECHA. Parte 3
Querer y necesitar.

Por Dr. Roger Garcés
Psicólogo
@psicogarces

Si la mayor riqueza es la mente satisfecha es porque hemos dedicado toda nuestra atención a explorar cada detalle de lo que estamos experimentando. Recientemente  se ha dado en llamar “Atención plena”  o Mindfullnes, pero resulta de las enseñanzas budistas de hace 2.500 años. Al Buda alguien le preguntó: Maestro ¿En qué consiste tu enseñanza?  A lo que contestó: “Mi enseñanza consiste en comer y dormir”. Imagino la cara de asombro de la persona ante lo aparentemente fácil y sabroso que sería esta vida. ¡Imagínense nada más comer y dormir! Pero el Buda completó la explicación; “Pero nosotros cuando comemos, comemos y cuando dormimos, dormimos. He aquí que te dejo esta enseñanza a ti, cuando comas, come; cuando duermas, duerme”.

 Nosotros nunca prestamos atención. Cuando comemos, al mismo tiempo contestamos mensajes de whats app, pensamos en lo desagradable de aquella persona, hacemos algún informe, etc. Es decir, hacemos todo menos comer con atención plena. Tan es así, que si alguien nos pregunta: ¿Comiste? Le decimos “Si, si comí”, Y si repregunta: ¿Y qué comiste? Entonces sobreviene un gran silencio producto de olvidar qué fue lo que comimos.

Si no prestamos atención a lo que hacemos tampoco prestamos atención a los que nos mueve a hacerlo. ¿Lo hacemos porque queremos o porque lo necesitamos? Querer y necesitar con canciones enemigas como diría Zitarrosa. Querer es un ejercicio de voluntad, decisión y libertad. Necesitar en la expresión del apego, la costumbre y la esclavitud.
Recuerdo que cuando fumaba, si había un viaje largo, y el bus se paraba en alguna parada, inmediatamente salíamos todos los fumadores a fumar porque se venían varias horas de viaje  e íbamos a “Necesitar el cigarrillo”. Fumábamos tan rápido que en realidad nunca disfrutábamos el cigarrillo.  Solamente había una esclavitud al cigarrillo, y justamente eso es lo que mantiene el vicio. Al no poder estar satisfechos de cigarrillo porque siempre hace falta, nos hacemos esclavos del cigarro.




Osho tenía una técnica para dejar de fumar y para eso recomendaba fumar, pero con todas las de la ley. En un lugar aparte, sin que nadie le recrimine o lo interrumpa. Sugería comenzar explorando el cigarrillo con cada sentido, mirar la blancura del papel, el color oro del filtro. Luego, el tacto, sentir en los dedos la suavidad del papel y degustarlo pausadamente. Luego, el olfato, disfrutar el aroma del tabaco rubio todo el tiempo que uno quiera. Y por último, fumarlo. Pero fumarlo con toda atención, lentamente disfrutando cada bocanada.
Lo que ocurre la mayoría de las veces es que como fumamos y estamos pendiente de otra cosa como escribir o hablar, no nos damos cuenta del cigarro y por eso quedamos insatisfechos y siempre queremos más. No es infrecuente tratar de encender un cigarro y darnos cuenta de que ya tenemos uno encendido. Así, nos hacemos esclavos del placer y lo buscamos en todo momento pero al tenerlo, no lo disfrutamos. Es entonces cuando el cigarrillo se convierte en vicio y lo necesitamos siempre, pero nunca lo disfrutamos.
Cuando nos hacemos dueños del placer, cuando lo disfrutamos plenamente,  nos liberamos de la esclavitud y es entonces cuando la necesidad se convierte en querer. Cuando uno quiere puede decidir cuándo y cómo, y puede también decidir no hacerlo. Cuando uno necesita no puede decidir, simplemente es esclavo.
Con el sexo pasa lo mismo; cuando la pareja es clandestina y prohibida como una amante, se aprovechan TODAS los momentos y circunstancias para hacer el amor. Ahí es cuando la persona reporta “Yo la necesito”.  Pero cuando la pareja es legal, tiene su casa y su espacio, ya puede decidir con calma cuándo tener sexo. Ya se es dueño del placer y  pasa a la categoría del Querer.



En las relaciones humanas pasa exactamente igual. Nos hace falta la persona, la extrañamos, la necesitamos, pero cuando la tenemos al lado no la disfrutamos. Entonces peleamos con ella o estamos tan ensimismados tratando de que la otra persona nos atienda, o nos de placer, que olvidamos que ella está a nuestro lado. Cando la persona se va lejos creemos que se nos acaba el universo y la buscamos porque la “Necesitamos”, pero cuando la tenemos nos ocupamos de nosotros mismos y no podemos apreciar ningún aspecto del  contacto con ella. Como no vivimos nunca la relación con ella, siempre estamos sedientos de ella, como lo que pasaba con el cigarrillo. A veces cuando tenemos a la persona que creíamos que necesitábamos, desviamos la atención hacia otra persona y de esta manera nunca podemos vivenciar a la tenemos a  nuestro lado.  Esto genera la necesidad y por ende la esclavitud.

Como vemos, efectivamente la mayor riqueza es la mente satisfecha, y para llegar  a la satisfacción, se debe poner todo la atención, la conciencia, los sentidos en ESA actividad. Aquello de que “Cuando comas, come y cuando duermas, duerme” adquiere dimensiones inconmensurables.  Hay que “Sacarle el jugo” a la experiencia; se debe vivenciar plena y profundamente todas y cada una de las cosas que le toca vivir, por insignificante que parezcan a primera vista. Recordemos a Píndaro: “Alma no trates  de ser inmortal, conténtate con tratar de agotar cada segundo”

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