CONVIRTIENDO FLECHAS EN FLORES.
HACER DEL COVID-19 NUESTRO MAESTRO.
1ra parte
Por Roger Garcés
La tradición
budista refiere la historia de que cuando el Buda estaba alcanzando la
iluminación las hijas del Demonio Mara le disparaban flechas para que no la
alcanzara. Pero ya era tarde, cuando las flechas llegaron donde el Buda, éstas
se convirtieron en flores.
La historia
es una maravillosa metáfora de que, efectivamente, podemos convertir cualquier
elemento negativo en positivo. Así que, sospecho que este nuevo virus, que
aterroriza a toda humanidad, también se puede convertir en flor. Tengo la certeza
de que podemos convertir este acontecimiento en un gran maestro para la humanidad.
Desde siempre
los maestros alquimistas recomendaban: “Lo primero a trabajar es lo primero en
aparecer”, y siguiendo con esta máxima alquímica podemos concluir que mucho
antes de que el virus llegara a Venezuela ya estábamos infectados de él, pero
en una de las dimensiones más virulentas. Ya estábamos infectados de miedo. Y se
trata de un miedo muy ancestral y muy profundo en el Ser Humano, se trata del miedo a la muerte.
Entonces si
el Coronavirus se convierte en nuestro Maestro para superar el miedo a la
muerte, yo estaría dispuesto a aceptar sus enseñanzas de buen grado.
Recordemos algunos
datos. La mortalidad de este virus es estima entre un 1 y un 5%, es decir que, según
las estadísticas, un 95% de las personas contagiadas van a salir relativamente
bien del contagio, pero el terror ocupa todo nuestra mente. La mente insurrecta
hace que nos imaginemos que si alguien nos toca nos puede contagiar una
enfermedad mortal Ipso Facto, más o menos como pasa en las películas. Este miedo
despierta las miles de imágenes que tenemos guardadas en nuestro inconsciente
donde por un simple contacto una persona convierte a otra en Zombie, y aquella
niña de ojos angelicales que queríamos proteger de la “Pandemia” ahora nos persigue
con afilados dientes, ojos inyectados de sangre, rostro de odio, cadavérico y en descomposición para comernos o
en todo caso contagiarnos.
Empezamos a ver a cada Ser Humano como un potencial
peligro y asumimos de buen grado el aislamiento. Con este miedo del Coronavirus
se despierta el miedo al otro como potencial peligro para nosotros. De este
miedo vamos a hablar en otra entrega.
Sin embargo,
el miedo más definitorio es el miedo a la muerte.
En este
sentido debemos recordar las enseñanzas del Buda:
·
Pertenezco
a la naturaleza de la vejez, no puedo escapar de la vejez.
·
Pertenezco
a la naturaleza de la enfermedad, no puedo escapar de la enfermedad.
·
Pertenezco
a la naturaleza de la muerte, no puedo escapar de la muerte.
Se cuenta
otra historia en la que una madre había visto morir a su hijo de meses, y muy desajustada y ya como
loca, andaba con el cadáver de su hijo en sus brazos. Acudió al Buda para que le
reviviera a su hijo y el Buda le dijo que él le iba a revivir a su hijo, pero que
tenía que traerle un ingrediente para hacer la fórmula para la resurrección. Le
pidió que le trajera unos granos de mostaza de una familia a la que no se le
haya muerto nadie. La mujer, inteligentemente le dijo al Buda: Maestro, he
comprendido en qué consiste tu enseñanza. Me has hecho ver que la muerte la tenemos
al lado, y aunque me revivas a mi hijo,
se va a volver a morir algún día, ENSÉÑAME
MEJOR AQUELLO QUE NO MUERE.
Esta última
frase maravillosa y definitoria de esta preciosísima historia da sentido a este
escrito. En realidad, nos vamos a morir, no sabemos si de Coronavirus o de algún
accidente de tránsito o de una bala perdida, lo cierto es que nos vamos a
morir. Entonces si las cosas que estamos
haciendo en este momento están signadas por el miedo, estamos haciendo muy mal
negocio. Porque aunque salgamos ilesos del Coronavirus el miedo a la muerte nos
va a perseguir mientras estemos vivos. Vale más que aprovechemos este momento
en que tenemos el miedo a la muerte en a flor de piel, para observarlo,
hacernos amigos de él y que entonces el Coronavirus nos revele su secreto y
podamos desarmarlo. ¿Dónde está Oh muerte tu aguijón? (1 Corintios 15:55-57).
Los que andamos en el camino espiritual sabemos que la muerte no existe. Justamente,
a Jesús se le conoce como el “Vencedor de la muerte”. Para los que profesan la
religión cristiana y han estudiado a fondo este tema la muerte no les intimida.
Para los que tenemos otros enfoques la muerte tampoco debe representar un elemento
de terror. Todos los abordajes místicos y religiosos coinciden en que la película no se acaba con la muerte.
Entonces ¿Con
qué nos asustan?
Nos asustan
con la ignorancia.
Al Dalay
Lama le preguntaron: Maestro ¿Qué opina Ud. de la muerte? A lo que respondió: Lo que tengo con respecto
a la muerte es una gran curiosidad. Desde niño me han estado entrenado para
cuando llegue la muerte y ahora quiero saber realmente qué sucede.
Recordemos a
los alquimistas: Lo primera a trabajar es lo primero que aparece. Entonces surge
la necesaria pregunta: ¿Por qué un país predominantemente cristiano le tiene
miedo a la muerte cuando Jesús nos instruía a no temerle a muerte? ¿Recuerdan aquello
de Dónde está Oh muerte tu aguijón? Las preguntas que se derivan son
inevitables ¿Qué manejos se han hecho en contra de la humanidad para favorecer
el miedo a la muerte? ¿Quién se ha encargado de eso?
Seguro estoy
de que vamos a salir bien librados de este proceso del Coronavirus y también vamos
a salir fortalecidos espiritualmente. Lo primero a trabajar es el miedo a la
muerte. Si el Covid-19 nos viene a enseñar a no temerle a la muerte entonces
recibiremos sus enseñanzas atentamente.
Así, después
de que nuevamente alcancemos la victoria
podamos preguntarle “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro,
tu victoria?”
Bueno, más claro ni el agua. Estoy totalmente de acuerdo con tu opinión. El covid es un maestro sin duda que nos enseña a verle el lado positivo a cada experiencia; para mí el aprendizaje de este caso en particular sería, la unión que se puede generar con la humanidad al momento de cuidarnos los unos a los otros.
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