CONVIRTIENDO
FLECHAS EN FLORES. 2da parte.
EL MIEDO Y
SUS MUNDOS.
Por Roger Garcés
1.
EL
MIEDO.
El Miedo tiene varias dimensiones y
exploraremos algunas de ellas. Se trata de algo así como los
diferentes trajes con que puede aparecer este personaje que ha llegado hasta
nuestras casas y en su estilo dantesco hablarnos del virus. Son vistas
caleidoscópicas de un mismo fenómeno.
En todo caso el Miedo tiene varios
mundos:
1.
La
banalización:
Habida cuenta de que son las personas
las que contagian a otras personas, entonces las personas pasan a ser una
amenaza para las otras personas. Cuando el miedo ocupa todo el espacio de la
mente tenemos la tendencia a “cosificar” a los demás seres Humanos. Ante el
miedo de unos, otros pierden su dignidad humana y se termina cosificando en un
ejercicio de banalización in extremis eliminando las virtudes humanas de una
persona y reduciéndola a una cosa que puede ser desechable. En una Emergencia
de un Hospital de la Capital llegó una señora con gripe y sospechosa de estar
contagiada con el virus que nos ocupa. Esto causó revuelo, dejaron a la mujer
sola en la Emergencia, muchos salieron a esconderse y otros más trataban de protegerse poniéndose
cuatro tapabocas y varios trajes de papel. Al fin la atendieron y el caso
resultó negativo. Pero durante el seisporocho formado, un camillero que trataba
de esconderse le advirtió a quien me contó este cuento: “No pases por ahí, que
por ahí pasó el coronavirus”. Para esa persona que estaba presa del terror, la
paciente ya no se trataba de una mujer
que pedía ayuda sino de una “Cosa” que puede ser muy peligrosa. Se trata de la
banalización del Ser Humano, la “Cosificación” en su más desencarnada
expresión.
2.
La
desconexión emocional.
Cuando
alguien desesperadamente necesita nuestra ayuda pero puede infectarnos a
nosotros, sencillamente miramos para
otro lado. Puede que tengamos grandes
ideales de solidaridad y hasta podemos tener una estructura ideológica dirigida
al altruismo, pero en situaciones de vida o muerte existe la tendencia a
ignorar completamente a la persona que necesita ayuda al punto de sencillamente
no sentir nada. Es como si apagásemos el sensor de Empatía o el sensor de la
Compasión.
3.
El
goteo emocional.
La
administración de miedo por parte de los
grandes medios de difusión del planeta fue sencillamente magistral. Lo hicieron pausadamente, sin apuro, muy, muy
lentamente, como lo hace un experto. Desde diciembre de 2019 los grandes medios
están manejando nuestras mentes en una forma que el mismísimo Alfred Hitchcock aplaudiría. Primero fue en
una ciudad de China de la que nunca habíamos oído nombrar, luego un país más
cercano culturalmente, luego, personajes mundialmente reconocidos,
posteriormente fue un país muy cercano, luego fue en mi país, y luego en mi
ciudad. Nos damos cuenta de que tenemos mucho miedo cuando los fakes nos
asustan cuando dicen que tenemos en nuestra urbanización a varios casos. ¿Qué
pasará cuando sea en nuestro edificio? ¿En nuestra cuadra? ¿En nuestra familia
lejana?
El goteo
emocional es la forma más efectiva de desestabilizar psíquicamente a una
población. La presentación del evento ansiógeno justamente como una GRIPE
legitima la condición de Goteo Emocional, no sabemos cuándo nos irá a contagiar
y se puede acercar subrepticiamente.
4.
La
hiper-información.
El Dr.
Bianco acuñó el término “Infofrenia” para referirse a la casi locura que sucede
luego de tener un exceso avasallante de información. Alguien decía en un meme
de los que circulan por las rrss: “Mi celular tiene tanta información sobre el
coronavirus, que en vez de sonar, tose”. Así nos pasa en la mente. Ya estamos
atiborrados de tanta información muchas veces repetitiva que nos han
sensibilizado a niveles indecibles y han bajado nuestro umbral para la angustia
y con cualquier pequeño estímulo se
dispara la respuesta de ansiedad.
5.
Somos
lo que pensamos, pasamos por lo que somos.
En ocasiones
la ansiedad puede mimetizar la sintomatología de aquello que nos causa
ansiedad. Entonces si creemos que tenemos alguna enfermedad, comenzamos a
presentar los síntomas de esa enfermedad. Así, no es de extrañar que se la
ansiedad se presente como dificultad respiratoria (cosa que suele hacer) pero
que en este momento representa mayor riesgo, peligro y por tanto mayor ansiedad. Es una serpiente que se muerde la cola,
recuerde la frase del Buda: “Somos lo que pensamos” y la sentencia de Emerson:
“Pasamos por lo que somos”.
II LA
SUPERACIÓN DEL MIEDO
Las antes
referidas son algunas dimensiones del miedo, y pueden ocurrir cuando el miedo
se entroniza en la psique colectiva. Nuestro pueblo ha superado el miedo muchas
veces y esta prueba también será superada. Aquella frase de Bolívar “Echemos el
miedo a la espalda y salvemos la Patria” parece no haberse limitado a un evento
en particular en la historia de Venezuela, lo que sí parece ocurrir con
frecuencia por parte de nuestro pueblo es la superación del miedo.
También se
ha señalado abundantemente que lo que ocurre con mayor frecuencia en las
situaciones de desastre son las conductas de solidaridad y sinergia. La ayuda
reciproca como sucedió en la Tragedia de Vargas es más bien la tendencia
general.
El miedo
aparece cuando creemos que estamos solos, el miedo se supera cuando nos damos
cuenta de que estamos vinculados. De que Inter-somos, como diría el Maestro
Thay. Cuando nos damos cuenta de que estamos interconectados no existe la
soledad y por tanto no existe el miedo. A esto que es la interconexión, la
humanidad lo ha llamado “Amor”, y sabemos que Dios es amor, Dios es la energía
pura del amor. Cuando odiamos estamos en los predios de la soledad, cuando
amamos estamos en los predios del amor. La unión, la solidaridad, la comunión,
el vínculo, la interconexión, la interdependencia, son todas expresiones de
Dios.
Ahora bien,
sumemos con calma. Por un lado, esta no es la primera epidemia que los
venezolanos hemos superado y por otro lado, la energía del amor, de Dios, de la
interconexión y del vínculo se nos presenta para unir, y vencer ¿Será por eso
que recordamos con tanto cariño al “Limonero del Señor” de Andrés Eloy? ¿Será
que ”El limonero del Señor” nos tiene un
mensaje guardado desde hace muchos años?
“—¡Oh, Señor, Dios de los Ejércitos.
La peste aléjanos, Señor...!
En la esquina de Miracielos
hubo una breve oscilación;
los portadores de las andas
se detuvieron; Monseñor
el Arzobispo, alzó los ojos
hacia la Cruz; la Cruz de Dios,
al pasar bajo el limonero,
entre sus gajos se enredó.
Sobre la frente del Mesías
hubo un rebote de verdor
y entre sus rizos tembló el oro
amarillo de la sazón.
De lo profundo del cortejo
partió la flecha de una voz:
—¡Milagro...! ¡Es bálsamo, cristianos,
el limonero del Señor...!
Y veinte manos arrancaban
la cosecha de curación
que en la esquina de Miracielos
de los cielos enviaba Dios.
Y se curaron los pestosos
bebiendo el ácido licor
con agua clara de Catuche,
entre oración y oración”.
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