domingo, 17 de abril de 2016

LAS ESTEREOTIPIAS, UNA PROPUESTA PARA SU ABORDAJE

 LAS ESTEREOTIPIAS, UNA PROPUESTA PARA SU ABORDAJE
Aprender a leer en el Autismo y en el Asperger las conductas repetitivas, ritualistas y estereotipadas

Por Lic. Roger Garcés
Psicólogo Clínico

     Hemos vistos en algunos niños unas extrañas y llamativas conductas que sorprenden a sus padres, a sus maestros y a sus compañeros. Nos parecen atavismos irracionales e imperdonables que pueden ilustrar alguna película surrealista al más claro estilo Buñuel. A mi parecer, en el fondo, de eso se trata.
     Al investigar acerca de las estereotipias, el mismo nombre ya refiere alguna condición patológica. La terminología usada es la terminología médica y esto nos conecta con la noción de “enfermedad”. ¿Qué pasaría si comenzamos a entender las estereotipias como una metáfora? Una metáfora que describe la más cruda de las realidades como es la vida misma.
       Desde el punto de vista académico las estereotipias se definen como un conjunto de conductas motoras repetitivas, de alta frecuencia, que parecen no tener de un propósito evidente. Con mucha frecuencia se observan este tipo de conductas en una variedad de síndromes como en el Autismo o como más modernamente es llamado T.E.A. (Trastornos de Espectro Autista), el  Asperger, y otros síndromes más. No existe una edad determinada para el inicio de las conductas estereotipadas y las mismas pueden aparecer luego  de un evento altamente estresante.

     Estas son algunas características de los movimientos estereotipados:

  • ·         Ocurren solamente en vigilia, es decir mientras el niño está despierto.
  • ·         Tienen una duración  variable.
  • ·         Son recurrentes.
  • ·      Pueden cesar si se distrae al niño, se proporciona algún estímulo sensorial o se le cambia de actividad.





      Las estereotipias son de muy difícil tratamiento y la actitud  de los padres es con frecuencia es una mezcla de frustración y sufrimiento por soportarlas. Con frecuencia se observa rechazo por parte de los padres llegando incluso a generar conductas violentas hacia el niño. Lo que si es cierto es que los tratamientos tradicionales que van desde la Terapia Conductual, hasta la farmacológica pasando por una variedad de terapias novedosas no han dado en el clavo con respecto a las estereotipias. De nuevo, la frustración en los padres que van buscando de terapeuta en terapeuta, de profesional en profesional, de especialidad en especialidad la “Cura” para tal “molestia”.




    
LA METÁFORA

     “Esta mañana me encontré a mi padre con el bolsillo desinflado y el corazón más alto que una casualidad”. Escribía nuestro premio nacional de Literatura, el poeta William Osuna, y describía con ello una condición que sólo es posible dibujar por medio de la metáfora. La imagen de aquel hombre que sin tener un Bolívar en el bolsillo se enfrenta a la vida con desenfado, es una muestra maravillosa de cómo una metáfora es la vía más directa para comprender.
     Se dice que “El verdadero Tao no se puede poner en palabras”, por eso surge la metáfora y la ésta es constituyente fundamental de la poesía. Por eso alguien decía que la poesía es la “ciencia más exacta”, porque describe perfectamente las cosas por medio de la metáfora, y en el fondo, uno sabe que es así.
      “Mariposa marrón de madera, niño violín que se desespera” con la que Zitarrosa describía la relación de Becho, aventajado violinista de la Orquesta Sinfónica del Uruguay con su instrumento.  “Si esta calle fuera un hombre, dolería” otra vez con William Osuna y donde describe esa calle particular cercana al Nuevo Circo de Caracas llena de sombras de la noche y malvivientes. Las anteriores son muestras de que la poesía es la “trasgresión de la palabra”, y es la “transgresión” porque usando las palabras como deben ser usadas, no podemos transmitir lo que queremos. Así nos atrevemos a proponer que el síntoma, la estereotipia es la trasgresión del lenguaje corporal estandarizado y socialmente aceptado.
     Aquí entramos ya en materia. Cuántas veces hemos visto estereotipias que son socialmente aceptadas: el jugador de caballos que hace sonar los dedos mientas sacude la mano violentamente; la mujer que se asombra por algo y vaticina una consecuencia inmediata y mueve repetidamente la mano sacudiéndola al compás de un Ay, ay, ay, ay!; el movimiento repetitivo de la pierna de aquel sujeto “nervioso”. En todos los casos hay una estereotipia, lo que distingue a estos casos es que, en el fondo, “sabemos” que es lo que quiere decir cada una de ellas. Y eso es precisamente lo que nos mortifica con la estereotipia de los niños, que no sabemos qué significan porque no podemos “leerlas” ni entenderlas, ni comprenderlas.  





     Hay metáforas en la literatura muy crípticas: “...Mi elocuente locura ha robado mis palabras, secuestró mis ideas y prepara explotar mi simplicidad. Puso alas a mi pesimismo y se marchó junto a mis caprichos...” como nos lo dice nuestra poeta Isis Sulbarán. En el Perú Verástegui cantaba: “En mi país la poesía ladra, suda orina tiene sucias las axilas”.
       Hagamos el siguiente experimento mental, al estilo de Hawking y Condillac: imaginemos que hay una sociedad donde la gente no se mueve,  no hace movimientos con las manos y en la que un niño de 5 años repite sin cesar:
 “En mi país la poesía ladra, suda, orina, tiene sucias las axilas,
   En mi país la poesía ladra, suda, orina, tiene sucias las axilas
   En mi país la poesía ladra, suda, orina, tiene sucias las axilas”.
¿No lo llevaríamos inmediatamente al psicólogo? Si nosotros somos los padres y no sabemos lo que este muchacho quiere decir, creo que lo trataríamos exactamente igual a como tratamos a la estereotipia, es decir, como una patología, la castigamos y la rechazamos.

EL ABORDAJE

     La estereotipia es una metáfora de la “Realidad transaccional” que se vive en la dinámica familiar, por tanto si la castigamos aparecerá con más fuerza, si la ignoramos se mantendrá tanto tiempo sea necesario hasta que descifremos sus códigos. Si la medicamos disminuirá su frecuencia e intensidad pero cuando no esté la medicación vendrá con todas sus fuerzas. Si la tratamos como una enfermedad se rebelará contra nosotros como un libro escrito en otro idioma que te exige que aprendas ese nuevo idioma para poder ser comprendido. Pues eso es precisamente lo que debemos hacer, debemos aprender a leer entre líneas, debemos aprender “Inter Leggere” o Inte Ligencia (inteligencia),  debemos despojarnos de cualquier contenido académico o racional y dejarnos llevar por el sendero de la metáfora hasta descubrir qué es lo que nos quieren decir. La estereotipia es un mensajero ¿Qué tal si le recibimos la carta a ese mensajero?



Lic. Roger Garcés
PSICÓLOGO CLÍNICO
0416 827 62 58
enelrespiramos@gmail.com



No hay comentarios:

Publicar un comentario