miércoles, 29 de diciembre de 2021

REFLEXIONES A 5 PA’ LAS 12

 

REFLEXIONES A 5  PA’ LAS 12

(Navidad del 2021)

Por Dr.  Roger Garcés

Psicólogo

@psicogarces

 

Es opinión de este suscrito que si algo ha definido este 2021 es el esfuerzo. Buena parte del año que se acaba lo invertimos en colas, en trabajar en dos y tres trabajos, en ahorrar denodadamente  para no desperdiciar ni un céntimo, transformándonos de un país de botarates en la envidia de cualquier inglés con su flemático porte y sus bien aceradas y firmes costumbres. El esfuerzo no solo fue físico o económico sino también espiritual. Nos esforzamos en aprender cosas, en realizar prácticas, en comprender enseñanzas. En fin, a cada reto que planteó este año (que fueron muchos) le siguió un esfuerzo que por lo general dio sus frutos.

 



Muchos sobrevivimos al Coronavirus y cuando nos dio lo sufrimos  con hidalguía, sabemos que nos hizo daño y dejó secuelas, pero agradecimos al universo la segunda oportunidad y seguimos adelante con nuestra vida. Algunos que fueron muy cercanos no lo lograron y sufrimos por ellos el tiempo necesario,  y luego  nos levantamos y  continuamos ofreciendo lo mejor de cada uno de nosotros. Nos trenzamos en la batalla diaria, en las colas, en cubrir los turnos de los dos o tres trabajos, en el ahorro milimétrico, en el cálculo infinitesimal de nuestras obligaciones, que mal que bien pudimos cubrir, y a 5 pa’ las 12 nos sentimos y sentamos tranquilos a escuchar las campanadas y el cañonazo de rigor, que marca el fin del 2021 y el comienzo del 2022.


 

Sin embargo, hay una cuenta que no terminamos de pagar, que es la cuenta de la *impermanencia*. La impermanencia que determina que algunas personas pervivan y otras no. La Impermanencia que decide cuándo alguien se va de nuestro lado. La impermanencia que hace desaparecer rápidamente los momentos bellos, y también los momentos duros. La impermanencia que hace que a cada segundo vayamos viendo cómo la vida nos va cambiando, etc.

Con la cantidad de gente que ha pasado de plano a nuestro alrededor y con el mismo coronavirus atormentando nuestro cuerpo (a veces más el alma que el mismo cuerpo), no pudimos dejar de pensar en la muerte. La idea de la muerte nos acompañó durante gran parte del año y por eso nos cuidamos tan bien cuando sabíamos que teníamos que interactuar con nuestros congéneres y por tanto con un posible portador. Por eso cumplimos con todas las normas de bio-seguridad, y a éstas aún le agregamos un componente propio y un estilo personal.

La  muerte nos estuvo haciendo guiños desde una esquina. Muchas veces pasamos por esa esquina sin  mirarla, pero otras veces nos deteníamos hablar largamente con ella. Buscamos orientación espiritual, reflexionamos largamente sobre la muerte, nos dimos cuenta de que éramos mortales y nunca fue tan duro aprender aquella enseñanza del Buda que habíamos escuchado tantas veces:

 

“Pertenezco a la naturaleza de la muerte, no puedo escapar de la muerte”.

 

Cuando tuvimos al virus en nuestro cuerpo, recibimos otra tibia y leve puñalada, pero puñalada al fin,  con la subsecuente  sentencia del Buda:

 

“Pertenezco a la naturaleza del al enfermedad, no puedo escapar de la enfermedad”.

 

Cuando recordamos  a nuestros seres queridos que han dejado el  hogar, y supimos de las muchas formas que existen de dejar el hogar, verificamos que nunca fue tan cruda esa verdad terrible de la que nos viene alertando certeramente el Buda:

“Pertenezco  a la naturaleza del cambio, no puedo evitar que las cosas que amo cambien”.

 

El espejo, incapaz de mentir, aunque seamos íntimos y buenos amigos, incapaz de proferir  aunque sea una  blanca y delicada mentira, sino que obstinado con ser fiel a la realidad nos espetaba en la cara sin ningún miramiento:

 

“Pertenezco a la naturaleza de la vejez, no puedo escapar de la vejez”.

 

Ante todas estas sentencias que son terriblemente verdaderas y que se derivan obsecuentemente de la Primera Gran Noble Verdad: *Todo es impermanente*.

 

Sobre ello meditamos, reflexionamos y sentimos una elevación espiritual cuando comenzamos a desarrollar el desapego y comenzamos  a aprender a vivir la vida sin el apego que nos envenena el alma y en la incertidumbre que la aligera.

 

Eso lo logramos.

 

Eso fue una victoria espiritual.

 

Logramos aprender esto y aun enseñarlo a otros que maravillados por la enseñanza nos agradecía como el minero que había estado perdido en una mina y pudimos llegar  a él con lámparas para rescatarlo de la oscuridad y el socavón.

 

Por un tiempo estuvimos en el sublime gozo de la ecuanimidad,

 

hasta que llegó Navidad…

 

Y entonces nos reunimos y olvidamos el tapabocas, y la férrea disciplina ateniense  que habíamos desarrollado durante todo un año para cuidarnos, se disolvió en un minuto entre el vino y el pan de jamón.

 

Y las reflexiones acerca de la muerte, de  la Primera Gran Noble Verdad y del desapego, se apartaron para darle paso a los aguinaldos, a las gaitas y al parrandón.

 

Así como despertándonos en una mañana que nos encandila por tanta luz, ya que nuestros ojos habían  estado acostumbrados a la noche, al alcohol y a la juerga; nos despertamos sobresaltados y preguntándonos atemorizados ¿Qué pasó anoche? Entonces vuelven sobre nuestras almas las angustias que apenas ayer ya habían estado casi superadas. Hoy vuelven con mucha más fuerza, y sabemos que nos toca de nuevo ponernos la armadura ateniense y la flemática actitud del inglés. Cuando vemos en la prensa alguna alusión a la variante Ómicron, solicitamos la diligencia de cualquier mecanismo de defensa que nos haga reprimir el miedo mientras pensamos resignada y esperanzadamente:

 

“Ya por ahí pasamos y en resumidas cuentas ¿Qué una raya más para un tigre?”

 

Tal vez a Ómicron la tratamos como su nombre lo indica, una “O” pequeña (O micro) a diferencia de su hermana mayor la Omega, es decir, una “O” grande (O mega), ojalá y a los dioses pluguiera que se lo merezca…

 

Sin embargo, la angustia que habíamos conjurado reaparece, la reflexión que habíamos esgrimido se esfuma y la elevación espiritual que habíamos alcanzado vuelve a tierra como si fuera  un ascensor.

Nos encontramos igual que antes.

 

A veces pienso que nosotros los humanos participamos  de lo que yo llamo: “El Síndrome de Dory”, aquella simpática pececita de Disney a quien todo se le olvidaba. Pues cada vez que alcanzamos un logro espiritual se nos olvida y debemos iniciar otra vez desde cero. Cada vez que enfermamos o tenemos un problema nos olvidamos de que estamos conectados indisolublemente con la fuente original y que nosotros mismos somos una fuente original. Entonces reiniciamos el camino una y otra vez hasta que caemos en cuenta de que estamos conectados y es entonces cuando se resuelven los problemas.  Pero como reza el adagio: “Tan pronto nos sale el clavo ya se olvida el sufrimiento”, al solucionarse el problema caemos en un estado maníaco muy similar al de Hybris, en donde nos olvidamos del sufrimiento y de las posteriores reflexiones y avances espirituales, y como toda Hybris tiene su Némesis, caemos otra vez en la angustia.

En mi práctica personal me sucede que cuando estoy en contacto con la muerte por la enfermedad de alguien muy querido, reflexiono y decido vivir mi vida de acuerdo a la Impermanencia y a la incertidumbre. Pero una vez que se cura la persona, olvido esa decisión y me dedico a celebrar alegre y desenfadadamente esa recuperación y a seguir profundizando el apego con la persona que se curó.

¡Ese olvido es  patognomónico del Síndrome de Dory!

 

Por todo lo anterior, después de todo un año de esfuerzo, una navidad en donde se difuminan los límites y las estructuras, puede sernos particularmente problemática, pero también aleccionadora.

 

A manera de conclusión podemos adelantar tres ideas en este escrito:

 

1.    Si hay algo claro en el camino espiritual es que es en espiral. uno aprende, reflexiona, se eleva, alcanza un nivel superior; y luego vuelve al nivel anterior una y otra vez.

Quiere decir que el esfuerzo físico, la disciplina, las prácticas espirituales, las reflexiones acerca de la muerte, las actitudes respecto al apego y al desapego, y el reconocimiento de la incertidumbre, vendrán una y otra vez.

 

2.    El hecho de que reiniciemos el camino una y otra vez no significa que lo estamos haciendo mal, simplemente significa que lo estamos haciendo. Punto.

 

3.    El hecho de reiniciar el camino una y otra vez es significante del Síndrome de Dory, así que contra ese síndrome hay que luchar.

 

 

Entonces nos damos cuenta de que definitivamente el tiempo es circular y que como acabamos de pasar por la “Puerta de los Dioses”, necesariamente tendremos que pasar por la “Puerta de los Hombres”, y así una y otra vez hasta que por fin podamos salir de la trampa, y es que, aceptémoslo o no, estamos en una trampa.  Vivimos en una trampa y darnos cuenta de ello ya es un gran avance. Esta trampa que se repite una y otra vez, nos acompaña siempre, es nuestra hermana carnal,  y se llama Samsara.

 

Esta reflexión lejos de desmotivar al lector, se hace con la intención de denunciar que estamos en la rueda del hámster, y que darnos cuenta de ello es un gran logro. El Buda decía que se puede alcanzar la iluminación en una vida, yo no espero tan alto logro, me conformo con el gozo de la ecuanimidad que es escalón previo para la felicidad. 

 

Espero  entonces que nuestros esfuerzos, grandes o pequeños, en este nuevo año nos lleven a la felicidad,  y que tengamos que rodar en la rueda del Hámster las vueltas que sean necesarias, pero no más de eso.

Deseo que los esfuerzos que hagamos este año 2022 nos acerquen un poco más,  a través de esta espiral que es la vida, a nuestro destino y logremos superar el Síndrome de Dory. Sabemos que la felicidad se haya en la ecuanimidad que nos aleja del apego, y así, lejos del apego, podernos adentrar en el Gran Gozo “ese que desconoce el sufrimiento”.

Deseo que nos podamos “refugiar en el momento presente” y así lograr que la impermanencia no sea nuestra enemiga, sino más bien convertirla en una gran maestra. Refugiarse en el momento presente, explicaba V. Damcho es estar presente en cada segundo de la vida, es estar atento a todo lo que ocurra en la vida y dejar de estar esclavizado a la ansiedad y a las jugarretas de la mente. Michel de Montaigne habría escrito: “Mi vida ha estado llena de terribles desgracias, la mayoría de las cuales nunca sucedieron”. Refugiarse en el momento presente es anclarse en el presente y vivir, plena y profundamente. Asumir la impermanencia es alejarnos de las desgracias que nunca sucedieron y acercarnos más y más a la felicidad.

La enseñanza dice que debemos desear felicidad a “todos los seres”, tal vez mi mente aún no se haya expandido lo suficiente como para imaginar a “todos los seres”, por lo pronto, y eso si lo puedo comprender, deseo que ustedes en este grupo sean felices

 

¡Feliz año 2022!

lunes, 19 de abril de 2021

APUNTES PARA EL ESTUDIO DEL PSICO-COVID 3 Parte. El miedo a la muerte.

 

Apuntes para el estudio del Psico-Covid 3

El miedo a la muerte

 

Por Roger Garcés

Psicólogo

@psicogarces

 

Siguiendo con el esquema de trabajo que Zitarrosa nos dio, nos toca averiguar acerca del Miedo. Es mi opinión que el temor a la muerte tiene varios determinantes:

 

Cultura Mortífoba.

Desde niños se nos asusta con la muerte y hasta se la representa con un esqueleto que con túnica y guadaña nos busca de forma implacable. Esta representación nos viene de los pintores y grabadores de la España del siglo XV. Debemos recordar que para aquel momento Europa aún no se recuperaba de la “peste negra” ni las miles de guerras espantosas que tuvieron lugar en el viejo continente. Para los pintores españoles medievales verdaderamente la muerte era cosa de temer, y  su miedo nos los han legado en grabados que a la postre son la representación simbólica que tenemos de la muerte.




Sin embargo, otras culturas no participaban del mismo miedo; los vikingos tenían a las Walkirias, que eran doce divinidades femeninas que escogían a los que caían en batalla. Para los vikingos era un honor morir en batalla pues, y solo de esa forma, tenían acceso al Valhala, que era el lugar de los dioses en donde los guerreros se divertían comiendo, bebiendo hidromie. Roberto Marrero, gran conocedor de la cultura pemona y guía turístico en la Gran Sabana, en una de sus charlas refirió que el tepuy conocido como Kukenan debe su nombre a una palabra pemona que significa “Quiero morir”  y es que los guerreros pemones que no morían en batalla subían a las escarpadas paredes del tepuy para lanzarse desde gran altura En todo caso vemos que, al parecer, el miedo a la muerte y la cultura mortífoba nos viene de España porque los vikingos y los pemones no compartían el mismo miedo.







     El miedo a la muerte también es reforzado por la industria del entretenimiento, vemos como Hollywood ha tenido una gran veta de oro al explotar ese miedo durante más de cien años con películas de horror que asocian la muerte con espantos diabólicos y horribles personajes que golpean nuestra psique por lo oprobioso de dicha representación.

     Entonces, resumiendo tenemos que el miedo a la muerte tiene una raíz sociocultural. Es decir: ALGUIEN NOS ENTRENÓ PARA TEMER A LA MUERTE.

 

Desconocimiento e incertidumbre.

Amén de ese entrenamiento, el miedo a la muerte se alimenta de la incertidumbre, de no saber qué hay más allá cuando se acaba la vida. Mucho de esta incertidumbre tiene que ver con no saber qué es la vida misma.

Lama Jimpa refiere que “La muerte es la vida misma interrumpiéndose a sí misma”. De lo que se desprende que en realidad la muerte no existe y que lo que llamamos muerte sigue formando parte del proceso de la vida.  Todos los abordajes místicos, espirituales, y gran parte de la filosofía clásica coparte la idea de que la vida no se acaba con la muerte. Las tesis de la reencarnación, la resurrección de la carne, la transmigración de las almas y el reencontrarse con el origen como las ideas de platón así lo verifican.

La muerte no es una anomalía sino un proceso correlativo a la vida. Si la muerte fuera algo externo, anómalo y  disociado de la vida, vida y muerte pudieran coexistir y sabemos que esto no es posible. De manera que la muerte FORMA PARTE DEL PROCESO DE LA VIDA.

Por otra parte, he visto en el miedo a la muerte mucho de miedo a la vida. He asistido a pacientes que tienen mucho miedo a la muerte y se eximen de hacer muchas cosas porque “Se pueden morir”. Por ejemplo, no vuelan en aviones, porque éstos se pueden caer; No nadan porque se pueden ahogar; No salen a fiestas porque los pueden atracar; no comen sino comida nutritiva porque ni no lo hacen se pueden enfermar y morir.




En fin, sus vidas son puro no, no, no, no, y una larga lista de no. Cuando se explora porque no hacen todas las cosas que evitan en la vida, la razón profunda es que en realidad éstas cosas le dan miedo, y cuando no las hacen le ponen la etiqueta del miedo a la muerte cuando en realidad es miedo a la vida.

 

O sea, que en la ensalada del miedo a la muerte encontramos los siguientes ingredientes:

Desconocimiento acerca de lo que es la muerte.

Desconocimiento acerca de lo que es la vida.

Entrenamiento de temer a la muerte que alimenta una gran industria de cine y entretenimiento.

Miedo a la vida.

 

Y AHORA EL COVID

 

Con todas estas taras y limitaciones con relación a la muerte nos cae encima el Covid y nos despierta los más ancestrales miedos que nos han infundido desde los pintores medievales, la ignorancia, la incertidumbre y Hollywood.

Con el Covid se activan todos los miedos ancestrales y personales, de manera que vemos en cada persona a un posible peligro, y las ideas que nos vienen  a la cabeza son cada vez más escalofriantes. Con el miedo a la muerte por Covid se nos desborda la “Loca de la casa” (la imaginación) y nos pone a pensar en cosas que nos atormentan y nos aturden. Y entonces uno se pregunta ¿Cómo es posible que tengamos tanto miedo a la muerte si es lo más seguro que tenemos?

La respuesta a esta pregunta supera  los límites de este escrito y se adentra en las explicaciones del control político de las sociedades por medio del miedo.

Pues bien, si esta pandemia nos va a ayudar a superar el miedo a la muerte y darnos cuenta por fin de que la muerte no existe, pues bienvenida sea la pandemia.

 

Se cuenta que en los tiempos del Buda a una mujer se le había muerto su pequeño hijo. Entonces le pidió al Buda que se lo reviviera, y el Buda le dijo que él se lo iba a revivir, pero primero tenía que conseguirle algunos ingredientes para la pócima, le pidió solo unos granos de mostaza, pero le advirtió a la mujer que solo sirve para la fórmula la mostaza de una familia a la que no le haya muerto nadie. La mujer le dijo al Buda: “Maestro comprendo la ayuda que me has dado. Me has hecho ver que la muerte la tenemos al lado, y aunque me revivas a mi hijo se va a volver a morir, enséñame mejor aquello que no muere”.




 

Así, sí reconocemos a la muerte como un proceso natural que forma parte de la vida misma, y además podemos acceder a conocimientos trascendentales, la ganancia es inconmensurable.  Tenemos entonces con esta pandemia una oportunidad  de oro para conocer las enseñanzas y reconocer en nuestras almas “Aquello que no muere”.

 

jueves, 8 de abril de 2021

APUNTES PARA EL ESTUDIO DEL PSICO-COVID. Parte 2 LA SOLEDAD

 

Apuntes para el estudio del PSICO-COVID 2

La soledad

Por Dr. Roger Garcés

Psicólogo

@psicogarces

 

La serie de escritos que iniciamos con respecto al Psico-Covid se refiere a los aspectos psicológicos relacionados con este virus. En ningún momento estamos diciendo que el Covid es una enfermedad inventada o irreal. No, no confundamos las cosas. El Covid es una realidad y como tal tenemos que abordarla.

Es en esta dirección que escribimos estos textos.

 

En un primer escrito abordamos el tema del Miedo y la Ansiedad. En este segundo escrito vamos a tratar de entender cómo afecta la Soledad y el Silencio en esta pandemia.

 

El definitivamente poeta, Alfredo Zitarrosa había escrito:

“La soledad son cuatro mundos; el de la mentira, el de la vergüenza, el del miedo y el de la soledad”.

Creo que esta bella imagen poética nos puede servir como esquema de trabajo, y vamos a pasearnos por los “mundos” de la soledad.

 

El mundo de la mentira.

 

La mentira del Covid se trata del 2do tipo de mentiras que señalaba Borges, y se refiere a callar la verdad. Cantaba el gaucho Martín Fierro

“El que calla una verdad, miente sin abrir la boca”. Así las mentiras que arrastra la soledad son verdades silenciadas. No nos atrevemos a  hablar  de nuestros miedos, de nuestras inseguridades; ni siquiera se nos ocurre hablar de la muerte, cosa que en algún momento  sucederá, tal vez no hoy ni mañana, pero sucederá. Así, nos sumergimos en nuestro dolor y actuamos como si no existiera.  A esto se le llama el “Dolor Negado”; es decir cuando  negamos toda preocupación a los demás y la enterramos en las profundidades de nuestra alma.




 

Se dice que “La enfermedad nos hace honestos”. Cuando estamos sanos, alguien nos pregunta ¿Cómo estás? E inmediatamente y sin pensarlos contestamos; Bien.  Y en realidad esa respuesta  no es honesta.  De cierto que la mayoría de las veces  no estamos bien o  estamos molestos, o tristes, o incómodos, etc, pero “Bien”, muy pocas veces. Pero con la enfermedad no podemos mentir. La enfermedad nos hace honestos. Cuando tenemos 39 de fiebre y alguien nos pregunta ¿Cómo estás? Le respondemos honestamente: “Me siento terrible”.

Entonces, la honestidad  ocurre cuando tenemos la enfermedad, pero cuando estamos sanos nos callamos el sinfín de preocupaciones y angustias que a cada segundo pasan por nuestra mente.

 

Pienso que antes y durante el proceso del Covid, las personas deben contarse lo que les preocupa y deben hablar todas las angustias que anidan en su alma. Probablemente las preocupaciones suyas sean las mismas que la de la persona que tiene al lado. Esto es lo que el Buda llamaba “Pisar el mismo terreno”

 

Ante el mundo de la mentira, les dejamos la primera recomendación:

Hable y comunique sus angustias con las personas que tiene al lado, probablemente esta persona tenga  las mismas preocupaciones. Si no se hablan cada uno se condena a un silencio que ahoga. Si por el contrario se comunican, se acercan las almas por el vínculo del amor y eso los puede hacer más  fuertes. Sucede  como con los dos  niños de 6 y 7 años que duermen juntos y uno despierta al otro para que lo acompañe al baño en la madrugada porque tiene ganas de orinar y le da miedo ir solo. Al otro también le da miedo ir, primero lo duda pero al fin se deciden, y van  rapidito tomados de la mano al baño. Luego vuelven y se acuestan como quien  evade una tormenta. ¿Alguno de los dos fue valiente? No. Simplemente juntaron sus miedos y justamente eso los hizo enfrentar el miedo.

 



De tal manera que cuando comunicamos nuestros miedos nos  hacemos más fuertes,  vencemos la incomunicación y nos hacemos honestos. Al mismo tiempo nos incorporamos en el vínculo, o lo que es lo mismo, en la comunicación y el amor. Ya no estamos aislados con nuestra preocupación, sino que la angustia puede ser un lazo que nos una con el otro, que tal vez (y es lo que siempre sucede) tiene la misma angustia que nosotros. Parafraseando al Buda, cuando hablamos de nuestras angustias estamos pisando el mismo terreno que el otro.

Shakespeare escribía: “Que se te critique cuando callas, jamás por haber hablado” y el poeta uruguayo Romildo Risso cantaba: “Le tengo rabia al silencio por lo mucho que perdí, que no se quede callado quien quiera vivir feliz”.

 

Tal vez esta pandemia nos ha venido a enseñar que tenemos que hablar para establecer conexión con el otro. Esa conseja con la que nos han criado de que “Para qué voy a hablar de mis problemas, si ya cada quien tiene con los suyos” no es cierta. Esa otra conseja de: “Es que ella tiene que saber qué es lo que me pasa” tampoco es verdad. Ella no tiene visión de Rayos X como Superman, ni lee las mentes para saber qué  le pasa si Ud. no lo habla.



Cuando contactamos con nuestra vulnerabilidad estamos ante las puertas del amor.  Recuerde simplemente su niñez, cuando era absolutamente vulnerable, ahí Ud. despertó el más claro sentimiento de amor. Por eso no trate de proyectar una imagen de dureza en estos tiempos. He escuchado a madres decir: “Es que no puedo desmoronarme ante mis hijos”. Pues bien, si Ud. llora ante sus hijos,  ellos van a crecer sabiendo que el dolor es una realidad y que hay que sanarlo; Por otra parte los niños  no van a crecer creyendo que el dolor hay que ocultarlo y por tanto nunca podrán sanarlo.

 

Pues bien, mírelo desde otro punto de vista, tarde o temprano hemos de vencer esta pandemia porque como enseñaba el Buda: “Todo pasa”, “Todo es impermanente”. Más temprano que tarde hemos de retomar el abrazo y el cálido beso en la mejilla. Pero primero debemos entrenarnos en la Honestidad y comunicarnos con el otro para establecer el vínculo y vivir al amparo del amor.

Y qué bueno es que empecemos desde ya a entrenarnos en amar. Recordemos a Martí: “Lo que no está hecho, por hacerse está”, y ¿Qué tal si empezamos por salir de nuestro caparazón y comenzar a hablar con las personas que amamos?

 

 

 

 

 

sábado, 3 de abril de 2021

Apuntes para el estudio del Psico-Covid Acerca del miedo y la ansiedad

 

Apuntes para el estudio del Psico-Covid

Acerca del miedo y la ansiedad

 

Por José Garcés

Psicólogo

 

Sabemos de los muchos estragos que está causando el Covid  a nivel planetario. Sabemos de las complicaciones físicas que genera y sabemos que puede causar hasta la muerte. Lo que no sabemos mucho de este virus es el componente psicológico que lo acompaña. Apenas sospechamos que tenemos Covid se desatan las miles de fantasías catastróficas que están guardadas en nuestra mente y que nos laceran en lo más profundo de nuestra alma.

Cuando somos atacados por nuestra mente de esta forma tan inmisericorde no podemos conciliar el sueño y de cuando en cuando sentimos sofocación y nos falta la respiración. Este ataque de pánico lo confundimos con  la sintomatología más publicitada del Covid que es justamente la dificultad respiratoria. Así vamos sufriendo de ansiedad y ataques de pánico teniendo las fantasías catastróficas más espeluznantes que se nos puedan ocurrir con respecto a nuestro destino.

 

En este momento es bueno señalar las diferencias entre miedo y ansiedad:

 

El Miedo es una preocupación PRESENTE ante un peligro REAL

La Ansiedad es una preocupación FUTURA ante un peligro EVENTUAL.

 

Si yo estoy escribiendo esto en mi computadora y veo que el monitor se asoma una serpiente venenosa, salgo corriendo. Es decir, tengo una preocupación PRESENTE y el peligro es REAL.

A un sabio monje budista Zen le preguntaron: Maestro, ¿Cómo aborda Ud. El miedo? Y el monje dijo:

                  “Yo con el Miedo concuerdo”

 

Es decir, si tengo una serpiente en mi mesa donde estoy escribiendo, ¿Para qué voy a pelear con una serpiente? Yo con el Miedo concuerdo: ¡Salgo corriendo!


 


Por otra parte, con la Ansiedad es la mente  la que toma preponderancia. Santa Teresita de Jesús llamaba a la mente desbocada la “Loca de la casa”.  Siempre el peligro en la Ansiedad es FUTURO Y EVENTUAL, note que TODAS las construcciones gramaticales (oraciones) que denotan Ansiedad comienzan con las partículas ¿Y sí…?

 

Cuando caemos en las redes de la ansiedad comenzamos con el diálogo interno torturante: ¿Y sí pasa esto? ¿Y sí pasa lo otro? Entonces lo que debemos hacer es tranquilizar a la “Loca de la casa” (la mente) y la meditación puede servirnos maravillosamente para este fin. Es decir, no engancharse con los pensamientos ansiógenos que son los preferidos de la “Loca de la casa”.

No hay nada mejor para enseñarnos cómo es la mente de la ansiedad que la mente de una madre cuando su hijo adolescente sale un viernes en la noche a una fiesta. ¡Hay que ver la cantidad de pensamientos que le llegan a la cabeza! y ¡Hasta que no llegue el muchacho no duerme! Entonces uno le pide a la madre:

Señora, por favor anote TODO lo que le pase por la cabeza. Cuando llegue el muchacho en la madrugada, Ud. se va a parar y va a abrir la puerta de su cuarto y lo va a ver durmiendo, y va a contrastar TODO lo que escribió con la realidad. Por ejemplo, va a leer lo que escribió:

1.    Que lo tengo que ir a buscar en la emergencia del hospital. Entonces deje de leer y vea a su hijo durmiendo.

2.    Que para qué le compre ese celular. Entonces deje de leer y mire a su hijo durmiendo tranquilo con su celular.

3.    Que lo tengo que ir a reconocer a la morgue. Entonces deje de leer y vea a su hijo durmiendo.

 

Entonces Ud. Se va a asombrar de la cantidad de cosas que la mente le pone a pensar y Ud. misma se va a decir:

         !Coño! ¿Yo soy capaz de pensar todo eso?

 

Entonces tenemos dos estrategias para mantener la ecuanimidad:

 

Para el miedo: Yo con el miedo concuerdo.

Para la Ansiedad: Tranquilizar a la loca de la casa.

 

Si hacemos una lista de las preocupaciones que tenemos nos vamos a dar cuenta que la gran mayoría son ansiedad y solo un pequeño porcentaje realmente es miedo.

 


Yo les sugiero que hagan ese ejercicio: hagan una lista de qué cosas les causa miedo (verdaderamente miedo) y qué cosas le causan ansiedad. Y entonces aborden cada uno como se deben abordar.

 

En el caso del Covid les sugiero que identifiquen a qué cosas le tienen miedo y qué cosas les generan ansiedad.

A las cosas que le tienen miedo  no las repriman, simplemente abórdenlas concordando con ellas. Si el miedo es al contagio, entonces deben cumplirse con las medidas de Bio-seguridad. Se deben conocer y aplicar las mismas, etc. etc.

Si por el contrario es la “Loca de la casa” la que causa estragos en nosotros, sí es la mente la que nos atormenta imaginando toda clase de fantasías catastróficas, entonces debemos “bajarle dos” a las imaginaciones de la mente, y para esto la meditación puede sernos de gran ayuda, ya que con la meditación CONTROLAMOS la mente. Por ejemplo, trate de no atiborrarse de informaciones y videos acerca del Covid. Muchas veces la mente nos acerca de forma morbosa a repasar una y otra vez las informaciones acerca de muertos y desmanes que causa el Covid. En vez de eso infórmese acerca de qué cosas puede hacer para hacer productivo el tiempo que pasa en su casa. 


 


Si su preocupación es que Ud. cree que pueda estar contagiado, entonces vaya a un centro de salud a hacerse la prueba. Si lo que no quiere es estar aislado, pues le comparto un secreto: en el aislamiento y la soledad es donde se dan los mayores y más enriquecedores descubrimientos acerca de uno mismo. No le tenga miedo a encontrarse con Ud. mismo, algo muy bueno va a salir de allí. Antonio Machado escribía:

“Converso con el hombre que siempre va conmigo

  Quien habla solo espera hablar a Dios  un día

  Mi soliloquio es plática con ese buen amigo

  Que me enseñó el secreto de la filantropía”

 

Le sugiero que vaya anotando cada preocupación, es importante que las escriba para que las vea afuera de su cabeza, y no se queden en la mente que es donde hacen más daño. Así escritas proceda a calificarlas y a abordarlas según sea el caso: Si es miedo, concordamos con el miedo. Si es ansiedad le bajamos dos a la “Loca de la casa”.

 

ATENCIÓN: *No se trata de restarle importancia a la peligrosidad del Coronavirus, de lo que se trata es de NO amargarnos la vida mientras dura la lucha contra el virus*. Es como dicen mi pueblo: Es bueno preocuparse pero, ¡Ni tan calvo ni con dos pelucas!

viernes, 13 de noviembre de 2020


 


LICEO DE ALTA MAGIA

 

CURSO DE RUNAS



 

I.                    SALUTACIÓN Y PRESENTACIÓN.

Le saluda el Dr. Roger Garcés desde Caracas Venezuela.

El Dr.  Garcés es Psicólogo Clínico .U.C.V. 1985.  Magister Scientiarum en Psicología. 1989. Con más de 35 años de ejercicio y varios de Postgrados entre los que destacan Psicología Junguiana, Psicología Gestalt y Estudios profundos en Escuelas Mistéricas que le han proporcionado una sólida formación en Alquimia, Psicología Holística, Psicología budista, Runas vikingas, y Alta Magia. El Dr. Garcés ha desarrollado su propia metodología de abordaje terapéutico que ha denominado Almaterapia. De sus desarrollos en Almaterapia surge este curso.

 

II.               LAS RUNAS VIKINGAS

 

Las Runas vikingas son un Oráculo que ha acompañado a la humanidad durante milenios. La Psicología Junguiana descubrió que los oráculos eran era una puerta directa al inconsciente. Jung usaba el Tarot en su terapia, y las runas sirven igualmente para ello.

 

Como Oráculo se usa para predecir el futuro y también tiene un componente importante para el crecimiento personal. La palabra runa significa “Secreto” o “Susurro” y se refiere a lo que los dioses nos dicen. La humanidad ha tenido varias interpretaciones acerca de lo que son los Dioses. Dios, Universo, El Inconsciente, El Gran espíritu, El Inconsciente Colectivo, El Uno, El Gran Arquitecto del Universo, son todos nombres que se ha dado a esa energía que está ahí, que sentimos su presencia diariamente, y que a través de las runas podemos acceder a ello.

 

Las runas consisten en 24 letras del alfabeto escandinavo (más la runa en blanco que es una invención reciente), llamado Futhar, y cada letra o cada trazo, o cada Runa tiene una representación simbólica en el psiquismo. Así por ejemplo, la identificación de situaciones conflictivas pero que se muestran como placenteras, o situaciones que causan felicidad pero que aparecen como displacenteras, son la especialidad de las Runas. Es decir, LAS RUNAS SIEMPRE  NOS ACLARAN LAS SITUACIONES QUE VIVIMOS Y NOS ALERTAN DE LOS POSIBLES PELIGROS.




 

Lo cierto es que a través de las Runas los Dioses nos dan el Secreto para vivir la vida en armonía. Ese “Secreto” es lo que dilucidaremos a través del curso.

 

III.              OBJETIVO DEL CURSO:

 

Al finalizar el curso los participantes conocerán la significación de las 25 runas y podrán ejecutar la lectura de las mismas y servirse del Oráculo de las Runas para:

 

1)    Su transformación interna

2)    Para averiguar qué le depara el futuro

3)    Para la ejecución de la Magia Rúnica.

 

Las runas le prepararán para el ejercicio de la Adivinación como una consecuencia de nuestra conducta según la Ley de Causa y Efecto.

 

IV.             CONTENIDO:

 

1)    ¿Qué es un Oráculo? ¿Para qué sirve un Oráculo?  

 

2)    Sincronicidad. El sustrato de los Oráculos.

 

3)    Mitología Escandinava. Aproximación a los dioses vikingos.

 

4)    ¿Cómo se usa un Oráculo para la auto-transformación? ¿Cómo se logra la ascesis? ¿Cómo alcanzamos el crecimiento personal a través de las Runas?

 

5)    Estudio de las 25 runas.

 

6)    Ritual y Métodos de lectura. Ritual de Adivinación.

         Tarea personal y plan de vida. ¿Para qué me sirven las Runas?

    Diseño de la Runa Blindada (Runa de poder personal).    

    Magia Rúnica.




 

V.               METODOLOGÍA

 

El curso está compuesto por 7 lecciones. Se irá directo al estudio de las Runas y posteriormente a la ejecución del ritual. Cada lección se enviará al correo del participante en pdf con las herramientas de e-learning que el Profesor considere pertinentes, como audios, videos, presentaciones, etc.

 

VI.            INSCRIPCIÓN Y PAGO

Una vez solicitada la inscripción  y concretado el pago  de 20 dólares se procederá al envío sistemático de las lecciones.

Puede procesar su pago por las siguientes cuentas

 

CUENTAS PARA TRANSFERENCIA

BANESCO. Cta Corriente 0134 0368 6436 8105 8124   a  nombre de Roger Garce (sin S) C.I.    5527798  correo psicogarces@gmail.com

BANCO DE VENEZUELA Cta Corriente 0102 0228 1400 0014 0724 a nombre de Roger Garce (sin S)  C.I. 5527798   correo psicogarces@gmail.com

 

BANCO  MERCANTIL Cta Ahorro a nombre de Roger Garcé (sin S)  C.I. 5527798. Cta 0105 0096 6100 9621 2004 correo psicogarces@gmail.com

 

BANCO EXTERIOR. Cta Ahorro  a nombre de Gloria Moreno. C.I. 6022029  Cta  0115  0065  0206  5115  6655 correo mgloria4817@gmail.com

 

Para pago electrónico en dólares

Se puede pagar vía  PAY PAL o   Zelle, la información será suministrada al solicitarla el aspirante.

 

 

Contactos:

 

·       ++58  0416 8276258                    correo:   psicogarces@gmail.com

 

·       @psicogarces en Instagram y en Tweeter

 

·       En fb Roger Garcés

 

·       Web: PsicoGarcés. a través de la dirección:  psicogarces.blogspot.com

 

·       Consulta psicológica

Casa de Canto Lunar, Edif Inca, PH, Frente a Hidrocapital, Sabana Grande. Caracas, Venezuela.