viernes, 17 de julio de 2020

LA MAGIA Y LOS MAGOS. Parte 4 LA OBRA


LA MAGIA Y LOS MAGOS. Parte 4
LA OBRA

Por Dr. Roger Garcés
Psicólogo
@psicogarces

       La obra es el otro elemento constitutivo  de la magia y se refiere a las cosas que hacemos. En este sentido la sentencia de “Pasamos por lo que somos” que Emerson nos regaló con esta joya de la sabiduría, refiere una especial y poco atendida verdad. Como vemos, todas las cosas que nos pasan responden a un esquema predeterminado que se corresponde a nuestro Ser más íntimo. Por ejemplo, si creemos que somos víctimas, entonces la vida (o el inconsciente, o el universo) se las arreglará para hacer que pasemos por situaciones en las que salgamos lastimados y entonces podremos, con legitimidad, afirmar que en realidad somos víctimas. Es una serpiente que se muerde la cola. Lo que hacemos, es decir nuestra obras determinan lo que somos y esto  último determinan las cosas que nos pasan.




     Aquí se cumple la Ley de Causa y Efecto. En realidad esta ley se cumple también con los dos elementos anteriormente descritos (pensamiento y palabra), pero con la obra, la ley del Karma adquiere su mayor expresión. Entonces, en virtud  de la Ley de causa y Efecto, las cosas que hagamos determinarán nuestro destino.

      Entender esta sentencia nos abre la inmensa posibilidad de poder cambiar nuestra vida.

   Por lo general, las obras que emprendemos son no direccionadas y erráticas. Es decir, un día hacemos una cosa y no continuamos, y luego, hacemos otra cosa distinta, la que tampoco continuamos.

      El otro problema que ocurre con la obra es que muchas veces hacemos lo que no queremos. Pablo de Tarso, quien llegó a ser conocido después como san Pablo describía este fenómeno maravillosamente bien, pablo escribió: “Hago lo que no quiero, y lo que quiero no hago”.

     En realidad la Obra se constituye como la consecuencia de las dos primeras variables (el pensamiento y la palabra). De  la acción se van sembrando la energía, que después en virtud de las condiciones que aparezcan, se producirán las consecuencias de nuestras obras. Esto es, y como señala el budismo, todo ocurre en virtud de Causas y Condiciones.

     Sin embargo, es en la Obra donde debemos poner especial atención y verificar si eso que hacemos, nos atrae o no aleja de aquello que queremos. Por lo general, hacemos un intrincado juego de acciones que luego conjugaremos con una variedad inimaginable de condiciones, que a la postre determinarán que vamos en la dirección opuesta de aquello que queremos.



Un ejemplo de esto nos lo muestran las relaciones de pareja. La queja constante es que nuestra pareja es inestable o nos es  infiel, pero justo elegimos personas inmaduras como parejas. El verbatum de las pacientes siempre se refiere a que quieren una relación estable, pero cuando exploramos un poco, con muchísima frecuencia nos dirá: “Es que él es como un niño grande y yo soy como su mamá, tengo que estar pendiente de todo”. Entonces la lógica se cumplirá: Si elegimos un niño como pareja evidentemente no podemos esperar estabilidad. De nuevo se cumple aquello de: “Hago lo que no quiero y lo que quiero no hago”.

El Buda decía que había que estar pendiente de nuestras obras en tres momentos: Antes, durante y después. Así de importante son ellas para nuestro destino, pero la mayoría de las veces ignoramos que las acciones que realizamos tienen consecuencias sobre nosotros y sobre los demás, ya que  vivimos en un intrincado entramado y estamos interconectados en forma indisoluble.

Así pues, los invito a conocer la importancia de la Obra para la consecución del Acto Mágico.


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