LA MAGIA Y
LOS MAGOS. Parte 4
LA OBRA
Por Dr. Roger
Garcés
Psicólogo
@psicogarces
La
obra es el otro elemento constitutivo de
la magia y se refiere a las cosas que hacemos. En este sentido la sentencia de “Pasamos por lo que
somos” que Emerson nos regaló con esta joya de la sabiduría, refiere una
especial y poco atendida verdad. Como vemos, todas las cosas que nos pasan
responden a un esquema predeterminado que se corresponde a nuestro Ser más
íntimo. Por ejemplo, si creemos que somos víctimas, entonces la vida (o el
inconsciente, o el universo) se las arreglará para hacer que pasemos por
situaciones en las que salgamos lastimados y entonces podremos, con
legitimidad, afirmar que en realidad somos víctimas. Es una serpiente que se
muerde la cola. Lo que hacemos, es decir nuestra obras determinan lo que somos
y esto último determinan las cosas que
nos pasan.
Aquí se cumple la Ley de Causa y Efecto. En
realidad esta ley se cumple también con los dos elementos anteriormente
descritos (pensamiento y palabra), pero con la obra, la ley del Karma adquiere
su mayor expresión. Entonces, en virtud
de la Ley de causa y Efecto, las cosas que hagamos determinarán nuestro
destino.
Entender esta sentencia nos abre la
inmensa posibilidad de poder cambiar nuestra vida.
Por lo general, las obras que emprendemos
son no direccionadas y erráticas. Es decir, un día hacemos una cosa y no
continuamos, y luego, hacemos otra cosa distinta, la que tampoco continuamos.
El otro problema que ocurre con la obra
es que muchas veces hacemos lo que no queremos. Pablo de Tarso, quien llegó a
ser conocido después como san Pablo describía este fenómeno maravillosamente
bien, pablo escribió: “Hago lo que no quiero, y lo que quiero no hago”.
En realidad la Obra se constituye como la
consecuencia de las dos primeras variables (el pensamiento y la palabra). De la acción se van sembrando la energía, que
después en virtud de las condiciones que aparezcan, se producirán las
consecuencias de nuestras obras. Esto es, y como señala el budismo, todo ocurre
en virtud de Causas y Condiciones.
Sin embargo, es en la Obra donde debemos
poner especial atención y verificar si eso que hacemos, nos atrae o no aleja de
aquello que queremos. Por lo general, hacemos un intrincado juego de acciones
que luego conjugaremos con una variedad inimaginable de condiciones, que a la
postre determinarán que vamos en la dirección opuesta de aquello que queremos.
Un ejemplo de esto nos
lo muestran las relaciones de pareja. La queja constante es que nuestra pareja
es inestable o nos es infiel, pero justo
elegimos personas inmaduras como parejas. El verbatum de las pacientes siempre
se refiere a que quieren una relación estable, pero cuando exploramos un poco,
con muchísima frecuencia nos dirá: “Es que él es como un niño grande y yo soy
como su mamá, tengo que estar pendiente de todo”. Entonces la lógica se cumplirá:
Si elegimos un niño como pareja evidentemente no podemos esperar estabilidad.
De nuevo se cumple aquello de: “Hago lo que no quiero y lo que quiero no hago”.
El Buda decía que
había que estar pendiente de nuestras obras en tres momentos: Antes, durante y
después. Así de importante son ellas para nuestro destino, pero la mayoría de
las veces ignoramos que las acciones que realizamos tienen consecuencias sobre
nosotros y sobre los demás, ya que
vivimos en un intrincado entramado y estamos interconectados en forma
indisoluble.
Así pues, los invito a
conocer la importancia de la Obra para la consecución del Acto Mágico.