VALAR MORGHULIS IV
EL PROCESO DE LA MUERTE
En este ensayo vamos a pasearnos por
algunos abordajes que dan cuenta del proceso de la muerte. ¿Qué pasa cuando nos
morimos? ¿Tenemos conciencia de ello? ¿Podemos voluntariamente hacer algo luego
que dejemos de respirar para que nuestra muerte sea fructífera?
Espero que al final de la lectura tengamos
una actitud ante la muerte más enriquecedora, más armónica y menos ansiógena. A continuación reseñaremos algunos abordajes
en este respecto:
LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE DEL CATOLICISMO.
La iglesia católica afirma que
después de la muerte y en el día del Juicio Final, habrá la “Resurrección de la
carne”. La iglesia también afirma que a la segunda venida de Jesucristo todos
los hombres resucitarán con los mismos cuerpos que han tenido en vida. De hecho
en el “Credo” se reza: “Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica,
la Comunión de los Santos, el Perdón de los Pecados, la Resurrección de la carne y la Vida Eterna”. La doctrina cristiana sostiene que no hay que
temerle a la muerte ya que ésta es el momento más importante de nuestra vida
dado que es la oportunidad de acceder a la “Vida eterna”, y ésta es la promesa
principal y sustento de la fe cristiana.

Antes de llegar a la “Vida Eterna” se pasa por un período de
purificación que ha sido dado en llamar “El Purgatorio”, éste es un “Dogma de
fe”; es decir, de creencia obligatoria. La palabra “Purgatorio” no aparece como
tal en la Biblia, su descripción y sustento está en 2 Macabeos 12, 40-41 y en 1 Cor. 2, 13-15. Se dice que las almas
que llegan al purgatorio ya están salvas, y que la única opción que tienen es
ir al cielo, ya que al infierno no pueden ir por haber sido purificadas
justamente en el mismo purgatorio.
LA NUEVA ERA.
Resulta paradójico pensar que el
pensamiento de la llamada “Nueva era” ya tiene cerca de 100 años. Bailey fue seguidora de los trabajos de Madame H. P. Blavatsky, connotada
investigadora en teosofía y esoterismo, y fue justamente Alice Bailey quien con
sus escritos dio impulso a este movimiento que hoy es conocido como “Nueva era”. Esta autora ha escrito un ilustrativo libro titulado:
“La muerte, una gran aventura”, en el mismo se refiere el proceso de la muerte
como un paso dimensional que nos conecta con nuestro propio yo o “esencia
divina” también conocido como el “Yo superior”.
En este libro se refiere que la
muerte no es un acontecimiento desgraciado y que nos depara un sinfín de
aprendizajes de los que se desprenden las técnicas para “Bien morir” en los que
se hace un paralelismo del proceso de la muerte con el proceso del sueño. El entrenamiento que podamos lograr teniendo
al sueño como herramienta de aprendizaje nos faculta para que en el verdadero
proceso de la muerte se logren realizar las tareas adecuadas y necesarias para una
próxima y bienaventurada reencarnación.
Sin dudar refiero al lector
interesado a consultar la fuente original de “La muerte, una gran aventura”. No
vamos a profundizar en este respecto, solo vamos a mencionarlo por la inmensa
importancia que tiene, pero explicarlo aquí representaría un largo esfuerzo.
EL BUDISMO TIBETANO Y EL BARDO.
De los abordajes acerca del
proceso de la muerte el que más despierta la atención de este suscrito es el
del Budismo Tibetano por considerarlo más cercano a la psicología. El budismo
refiere que cuando la conciencia se
desprende del cuerpo en el momento de la muerte, ésta entra en un estadio transitorio
que se llama Bardo. Lama Jimpa señala que existen varios tipos de bardos o
períodos intermedios:
a) El período intermedio de la
vida, que va desde el nacimiento hasta el inicio de la muerte.
b) El periodo intermedio dela
muerte, que va desde el inicio de la muerte hasta su conclusión.
c) El periodo intermedio dela
esencia de la realidad que ocurre justo después de la conclusión de la muerte. d) El periodo intermedio del
devenir o de las posibilidades que va desde el momento de la esencia de la
realidad hasta el nuevo renacimiento.
En realidad la muerte es un periodo
intermedio más, así como lo es la vida.
Lama Jimpa también explica que en el
proceso de la muerte se comienza perdiendo el elemento Tierra, este se disuelve
en el elemento Agua. En esta primera disolución se pierde la vista. En segundo
lugar el Agua se disuelve en el elemento Fuego, aquí se pierde la audición y se
siente una inmensa sed. En tercer lugar el fuego se disuelve en el elemento
Aire, en esta fase se siente un inmenso frío y puede haber visiones de humo.
Por último el Aire se disuelve en oscuridad, es el momento en donde falla la
respiración.
Es de hacer notar que en todo momento la
conciencia permanece activa, solo que va a estar presente en otras realidades
de la existencia. Por ejemplo luego de las disoluciones la conciencia se va a
encontrar con la naturaleza de la conciencia o la naturaleza de la mente en la
que, y una vez dominada esta naturaleza, el sujeto aporta las condiciones para
una reencarnación armoniosa.
La duración de la vida la determina la
duración del Karma. El karma es ese mecanismo que está determinado por la Ley
de Causa y Efecto por el que recibimos las consecuencias de nuestros actos. En
el proceso de la muerte es donde tiene
mayor importancia la Ley del Karma, ya que es donde las consecuencias de
nuestros actos se muestran con más rapidez. Si asumimos la muerte con miedo,
esa será la condición que domine en nuestra reencarnación. Esto se cumple para
las diferentes emociones que podemos tener al momento de la muerte tales como
ira, tristeza, dolor, etc. Por eso es
bien importante ir al proceso de la muerte con una actitud ecuánime y esto se
logra con la meditación. Con la meditación aprendemos a no engancharnos con
pensamientos ansiógenos y pues claro, la meditación la aprendemos en vida, por
eso la vida sigue siendo un periodo de transición o bardo, o como es llamado
también periodo de “oportunidades”. En vida tenemos la oportunidad de
entrenarnos para tener una buena muerte, y en todo caso, si esto no fuese real, (recordemos que hay 50 %
de posibilidades de que exista vida después de la muerte), nos ayuda a vivir la
vida de forma más plena y más enriquecedora. Por eso afirmo que el abordaje del
budismo tibetano, además de ser muy hermoso, es el que está más cerca de la
psicología.

Como vemos, en el budismo tibetano,
entrenarse para la muerte es entrenarse para la vida. La oportunidad que nos da
la meditación para identificar a través de la observación los errores que
cometemos nos da la posibilidad de enmendarlos. El conocimiento de la ley del
Karma nos da la herramienta para transformar esos errores. El karma es una
semilla que sembramos y que florecerá tarde o temprano, con este conocimiento podemos
avizorar que las cosas que hacemos tarde o temprano nos traerán consecuencias,
por eso es tan importante actuar correctamente. Si ese entrenamiento para la
muerte nos hace tener una vida más gozosa y más armónica, entonces sea
bienvenido ese entrenamiento que aunque siendo para la muerte nos sirve para la
vida.
Ante lo inevitable de la muerte y
sus enriquecedoras enseñanzas nos despedimos con las palabras que nos son
conocidas
VALAR MORGHULIS
(Todo hombre debe morir)
Dr. Roger Garcés
PSICÓLOGO
0416 8276258
psicogarces@gmail.com